Vistas de página en total

martes, 5 de junio de 2012

Visitante en la noche oscura

La noche se cernía sobre Madrid. Los truenos sonaban estrepitosos en la calle, chocando contra cada una de las paredes de aquellos grandes edificios que adornaban el centro de la ciudad.
Estaba sentada sobre mi cama, tranquila, expectante, esperando, esperando a que sucediera algo, no sabía muy bien el que pero sabía que iba a suceder.
Me quede mirando fijamente la ventana, la luz de las farolas se veía reflejada en el cristal, podía observar como las gotitas de lluvia se adherían al cristal y pintaban de motitas cristalinas ese paisaje trasparente.
Por fin sonó un golpe, una figura oscura aterrizo sobre el bordillo de la ventana. Me apresuré a bajar de la cama y corrí hasta quedarme junto al marco, la figura me miro, y aunque en esa oscuridad no alcanzaba a ver su rostro, pude diferenciar dos brillantes ojos que compasivamente me pedían permiso para entrar en mis aposentos.
Abrí la ventana y me eché a un lado, dejé que aquel ser sombrío entrara en la sala, me quedé observando su cuerpo que poco a poco se hacía visible bajo la luz que unas pequeñas velas, que había colocado en la habitación, daban.
La figura adoptó la forma de un joven, delgado y alto, de tez pálida y grandes ojeras. Su cabello estaba mojado y descuidado, y era tan oscuro como su mirada. Apenas llevaba un ropaje oscuro, una camiseta de manga corta casi destrozada por lo que parecían las garras de un animal, y unos pantalones vaqueros, oscuros, con múltiples rotos.
- Sabía que vendrías... - susurré, aún estaba un poco asustada y no sabía muy bien porque había esperado que esto sucediera.
- Como cada noche... - contestó él en otro suspiro y se acercó lentamente a mi, su paso era decidido, aunque no iba muy recto, incluso diría que andaba algo encorvado.
Sus manos se pasearon por mi cuerpo, primero por mi rostro, acariciándolo con delicadeza, después por mis hombros, en los que se posaron levemente, y por ultimo bajando hasta mis caderas donde se aferraron acercándome más y más a él.
Resoplé y miré al techo, no había luz, la lámpara estaba apagada y solo nos iluminaban las difuminadas luces de  las velas.
- ¿Por qué me dejaste entrar esta vez? - preguntó él con un aire de duda que me creó un escalofrío, su mirada se había tornado fría.
- No lo se... sentí que debía hacerlo, quería hacerlo - no estaba muy segura de mis propias palabras y eso se notó porque titubee al hablar, acompañé la frase con un movimiento de cabeza algo nervioso, y noté como mi cuerpo comenzaba a temblar.
- No voy a hacerte daño - me susurró en el oído.
Sus finos labios besaron mi piel, estaba frío, tanto como el mármol. Me apoyó en la cama y se recostó sobre mi, podía notar el tacto de sus dedos sobre mi piel, sus labios besando mi cuerpo con delicadeza, su aliento, respirando en mi interior.
No tenía miedo, por una vez en la vida me había vuelto valiente, ya no sentía miedo, nada podía dañarme, no en aquel momento.

5 comentarios:

  1. Naya me encanta :)
    Es super intrigante y engancha nada mas comenzar a leer
    Vas a colgar mas? Es un libro nuevo?
    Un besito cari te quiero

    ResponderEliminar
  2. Hola soniaaa :D que bien verte por aqui :D
    Pues la verdad es que lo he hecho para poderme promocionar un poco como escritora, y si, supongo que colgare mas cosas ^^
    Este es un fragmento de un mini texto que escribi un dia :) pero si veo que si funciona, ire colgando mas cosas !!! ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay que guay cari porque me encanta y a ver si quedamos que desde que han acabado las clases no nos vemos :(

      Eliminar
  3. Me ha gustado. Sigue escribiendo que lo haces bien.

    ResponderEliminar