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martes, 12 de junio de 2012

* Perdida en el nuevo mundo

Espero que entendais mi dificultad para escribir todos los días, estoy pasando por un mal momento, y no estoy muy inspirada, aún así, siempre que pueda entrare por aquí para que mis bloggeros puedan leerme :)

Cuando salí de la estación de metro me quedé fascinada, ante mi se alzaba un complejo de grandes caminos, praderas verdes, y edificios a ambos lados de grandes infraestructuras.
Era todo impresionante, no sabía muy bien a donde tenía que dirigirme, pero comencé a andar, a paso  tranquilo, había llegado con tiempo de sobra como para poderme entretener.
De pronto me crucé con un chico, hablaba en alto, con rapidez, y un acento cerrado que dificultaba el entendimiento de las palabras. Llevaba un montón de folios en las manos que supuse, eran apuntes, y movía las manos de forma nerviosa, al compás de su voz que recitaba las grandes obras que escribió Miguel de Unamuno.
Decidí que él quizás fuera a hacer también las pruebas, ya que ese temario entraba, y pensé que sería bueno preguntarle.
- Hola, perdona ¿sabrías decirme donde son las pruebas de admisión? - pregunté y noté que la voz me vacilaba al acabar y empezar cada palabra.
- Si, me dirijo hacia allí, puedes acompañarme si quieres - contestó, aunque me costó entenderlo, hablaba a gran velocidad, uniendo las palabras unas con otras.
Le seguí por un camino hasta llegar a un gran edificio de ladrillos marrones, las puerta de cristal se abrieron automáticamente al acercarnos. Entramos. Una mujer de cabello caoba y mirada cubierta con unas delgadas gafas azules nos pidió los nombres y los DNI, cuando dimos todos los datos nos indicó la sala "27" y nos dejó pasar.
Me fijé en el chico que me estaba acompañando, era de una estatura similar a la mía, tenía el pelo oscuro y llevaba un peinado atrevido y desenfadado, corto y en forma de cresta múltiple. Llevaba un chaleco rojo, que brillaba con la luz que los focos del pasillo le daban, y en las piernas, unos pantalones vaqueros que se bajaban de sus caderas dejando a la vista unos calzoncillos negros.
Por fin nos detuvimos ante la sala 27, aún no había nadie dentro, por lo que esperamos en la puerta, esperaba no tener que hablar con él, no se me daba bien mantener conversaciones con la gente debido a mi extremada timidez.
- Bueno... yo me llamo James - sonrió con una sonrisa que pareció muy sincera 
- Encantada - conteste, mas por educación que por sinceridad - yo soy Nadia 
- Encantado - su sonrisa hizo que sus palabras sonaran mas sinceras que las mías.
No pude evitar resoplar y desear que llegara la gente pronto, las situaciones en las que estaba con más personas me resultaban demasiado incomodas como para disfrutar de la compañía de aquel simpático chaval.


Espero que os haya gustado el capítulo.
Dejad vuestros comentarios
Gracias

sábado, 9 de junio de 2012

* Próxima estación mi vida

Muchas gracias por las visitas recibidas, y me encantaría recibir tambien algún que otro comentario, sobre todo para saber vuestra opinión sobre la historia... :)
Una vez dicho esto, aquí traigo un nuevo capítulo, espero que lo disfrutéis.

Viernes, ya era viernes, ¿que significaba eso? que era el día de las pruebas de acceso, y ni si quiera estaba segura de que mi preparación fuera suficiente para poder hacerlas frente.
Salí de casa, había llovido aquella noche y se podían observar charcos de lluvia en el suelo. Observé mi reflejo en uno de ellos, mis pantalones caoba y mi camisa abrochada entera excepto los dos primeros botones, me daban un toque maduro que dudaba que en realidad tuviera. Esa que se reflejaba en aquel charco no era yo, era una mala copia que no tenía una identidad.
Continué andando hasta meterme en el metro, una vez dentro, cogí la linea que me llevaba a "Ciudad Universitaria" . Por suerte, el vagón en el que me monté tenía varios asientos vacíos y pude sentarme a repasar algunos conceptos que con total seguridad me caerían en los exámenes para entrar a la universidad.
Un ruido sordo me hizo levantar la mirada de los apuntes, un joven de mas o menos mi edad se encontraba tirado en el suelo, de rodillas; alcé la mirada para poder observar la razón por la que había llegado aquel chico a encontrarse en esa posición y pude ver a dos chicos más, uno de ellos se reía con fuerza, parecía el encargado del tropiezo de su víctima; el otro, observaba el panorama con precaución.
El chico del suelo se levantó, llevaba una sudadera marrón y unos pantalones verdes que llamaban demasiado la atención; parecía a punto de darle una colleja al que no paraba de reír cuando empezó a reír también. Este otro no paraba de bromear con la caída de su compañero. Me fijé un poco más en él y pude ver que su cuerpo estaba perfectamente modelado, esculpido con grandes músculos que se marcaban sobre su polo amarillo y sus pantalones vaqueros y caídos. 
Al mover la mirada me di cuenta, que el otro chico, el tercero del grupo, no paraba de observarme, o al menos, miraba en mi dirección. 
Sus ojos eran claros, llamaban mucho la atención, tenía una mirada clara, que se marcaba con dulzura, o al menos algo que parecía similar a esa sensación. Llevaba una camiseta marina y unos pantalones vaqueros hasta las rodillas.
Note que se daba cuenta de que le observaba cuando me dedicó una sonrisa y pude ver sus dientes, tan brillantes, tan perfectos y correctos.
En ese momento se oyó la voz en off que avisaba de las paradas: "Próxima estación Ciudad universitaria"

miércoles, 6 de junio de 2012

* Un nuevo inicio

Hola queridos huéspedes de mi blog, lo primero que haré hoy será agradecer el recibimiento que he tenido, muchisimas visitas, muchas mas de las que pude imaginar ayer cuando lo cree, de verdad que muchisimas gracias porque para mi esto es muy importante.
Lo segundo, la gente me ha pedido que escriba mas sobre esta historia que escribi ayer, "Noche oscura" mi intención era subir solo ese fragmento, pero debido a vuestras peticiones, subiré todos los capítulos poco a poco.
Para indicar que la entrada es de esa historia pondré un asterisco en el título, así podréis saber si pertenece a la historia o es una entrada a parte.

Tras esto, y usando el fragmento de ayer como prólogo, os dejo el primer capítulo de "Noche oscura" espero que lo leáis, que os guste, y que me dejéis muchos comentarios con vuestras impresiones.
Una vez mas, gracias por la acogida del blog.


Hacia ya un par de días que me había mudado y aún no era capaz de hacerme a la idea de que esa vieja casa fuera mi hogar. No es que la casa fuera fea o estuviera destartalada, todo lo contrario, era una casa de ambiente rural, pero a la que no le faltaba ningún lujo de la nueva sociedad.
Me senté en el comedor, estaba cansada de buscar un trabajo para poder compaginar con los estudios, en esta época de crisis, era complicado encontrar un buen oficio, y menos si aún no habías terminado los estudios, y como yo, lo tuyo no eran los idiomas, pero necesitaba un empleo rápido, el desastre que me había llevado a ese  lugar me obligaba a trabajar para poderme pagar la casa, el alimento, e incluso los estudios.
Observé las paredes de madera de aquel gran salón, estaba intactas, como si se acabara de construir, pero no era así, al contrario, llevaba un centenar de años construida y sin embargo, guardaba el aspecto de un salón de uno de estos nuevos ricos que aprecian lo antiguo pero sin renunciar a ninguno de los lujos tecnológicos de la nueva era.
Me recosté sobre el sofá de color granate y dejé que mi cabeza se apoyara sobre uno de esos grande almohadones de plumas y algodón. Cerré los ojos y comencé a pensar en el paso tan grande que había dado,  tenía una vida que empezaba de cero, una vida de soledad, una vida en la que solo dependía de mi misma. Nadie podía mandarme ni ordenarme, vivía en mi casa, trabajaría para ganar un sueldo con el que sobrevivir y estudiaría para aspirar a un futuro mejor. Todo eso sonaba tan bien, y sin embargo, como a lo largo de toda mi vida, el miedo estaba agarrotándome el cuerpo, me temblaban las manos y mis pies no paraban de moverse inquietos, llevaba años soñando con empezar de cero, lejos, muy lejos, y en libertad, y ahora que lo había conseguido, tenía miedo de mirar a la cara a la vida que se me presentaba.
Entonces sonó el teléfono, dejé que sonara un par de veces, casi inconscientemente, como si mi mente no se diera cuenta de que nadie cogería la llamada, que tendría que ser yo quien contestara.
- ¿Si...? - contesté cuando me atreví a acercarme a la mesilla en la que estaba colocado el aparato de comunicación 
- Buenos días señorita Garthermon - se oyó una voz al otro lado del auricular, odiaba que me llamaran por mi apellido, pero seguí escuchando la llamada - quería informarla de que las pruebas paras la admisión a la universidad Condor se llevarán a cabo este viernes a las seis de la tarde, esperamos su presencia y mucha suerte.
Tras esas palabras, la femenina voz colgó la llamada, sin ni si quiera permitirme contestar. El miedo volvió a apoderarse de mi, tenía solo 5 días para prepararme para afrontar las pruebas de admisión, y encima hoy ya era tarde.

martes, 5 de junio de 2012

Visitante en la noche oscura

La noche se cernía sobre Madrid. Los truenos sonaban estrepitosos en la calle, chocando contra cada una de las paredes de aquellos grandes edificios que adornaban el centro de la ciudad.
Estaba sentada sobre mi cama, tranquila, expectante, esperando, esperando a que sucediera algo, no sabía muy bien el que pero sabía que iba a suceder.
Me quede mirando fijamente la ventana, la luz de las farolas se veía reflejada en el cristal, podía observar como las gotitas de lluvia se adherían al cristal y pintaban de motitas cristalinas ese paisaje trasparente.
Por fin sonó un golpe, una figura oscura aterrizo sobre el bordillo de la ventana. Me apresuré a bajar de la cama y corrí hasta quedarme junto al marco, la figura me miro, y aunque en esa oscuridad no alcanzaba a ver su rostro, pude diferenciar dos brillantes ojos que compasivamente me pedían permiso para entrar en mis aposentos.
Abrí la ventana y me eché a un lado, dejé que aquel ser sombrío entrara en la sala, me quedé observando su cuerpo que poco a poco se hacía visible bajo la luz que unas pequeñas velas, que había colocado en la habitación, daban.
La figura adoptó la forma de un joven, delgado y alto, de tez pálida y grandes ojeras. Su cabello estaba mojado y descuidado, y era tan oscuro como su mirada. Apenas llevaba un ropaje oscuro, una camiseta de manga corta casi destrozada por lo que parecían las garras de un animal, y unos pantalones vaqueros, oscuros, con múltiples rotos.
- Sabía que vendrías... - susurré, aún estaba un poco asustada y no sabía muy bien porque había esperado que esto sucediera.
- Como cada noche... - contestó él en otro suspiro y se acercó lentamente a mi, su paso era decidido, aunque no iba muy recto, incluso diría que andaba algo encorvado.
Sus manos se pasearon por mi cuerpo, primero por mi rostro, acariciándolo con delicadeza, después por mis hombros, en los que se posaron levemente, y por ultimo bajando hasta mis caderas donde se aferraron acercándome más y más a él.
Resoplé y miré al techo, no había luz, la lámpara estaba apagada y solo nos iluminaban las difuminadas luces de  las velas.
- ¿Por qué me dejaste entrar esta vez? - preguntó él con un aire de duda que me creó un escalofrío, su mirada se había tornado fría.
- No lo se... sentí que debía hacerlo, quería hacerlo - no estaba muy segura de mis propias palabras y eso se notó porque titubee al hablar, acompañé la frase con un movimiento de cabeza algo nervioso, y noté como mi cuerpo comenzaba a temblar.
- No voy a hacerte daño - me susurró en el oído.
Sus finos labios besaron mi piel, estaba frío, tanto como el mármol. Me apoyó en la cama y se recostó sobre mi, podía notar el tacto de sus dedos sobre mi piel, sus labios besando mi cuerpo con delicadeza, su aliento, respirando en mi interior.
No tenía miedo, por una vez en la vida me había vuelto valiente, ya no sentía miedo, nada podía dañarme, no en aquel momento.